La leucemia en adultos es una enfermedad que puede pasar desapercibida en sus etapas iniciales, ya que sus síntomas suelen ser inespecíficos y confundirse con otras afecciones. Sin embargo, existen signos y técnicas de diagnóstico que permiten su detección temprana, facilitando un tratamiento adecuado.
Principales síntomas de la leucemia en adultos
Fatiga persistente: La anemia, resultado de la reducción en la producción de glóbulos rojos, puede causar una sensación constante de cansancio y debilidad.
Infecciones frecuentes: Dado que la leucemia afecta la producción de glóbulos blancos saludables, el sistema inmunológico se debilita, lo que provoca que el cuerpo sea más susceptible a infecciones recurrentes.
Fiebre y sudores nocturnos: Los episodios de fiebre sin causa aparente y sudoración durante la noche son síntomas comunes en personas con leucemia.
Sangrados o hematomas fáciles: La baja producción de plaquetas, responsables de la coagulación, puede llevar a sangrados nasales, encías sangrantes o moretones que aparecen sin razón aparente.
Dolor en los huesos o articulaciones: Algunos pacientes con leucemia experimentan dolor en los huesos, debido a la acumulación de células leucémicas en la médula ósea.
Pérdida de peso involuntaria: Un descenso significativo en el peso, sin que la persona haya cambiado su alimentación o rutina, puede ser una señal de cáncer, incluida la leucemia.
Hinchazón de los ganglios linfáticos o del abdomen: En algunos casos, los ganglios linfáticos, el hígado o el bazo pueden agrandarse, lo que provoca una sensación de hinchazón o molestia.
Técnicas de diagnóstico de la leucemia en adultos
Si se sospecha leucemia, los médicos utilizan varias pruebas para confirmarlo y determinar el tipo específico de la enfermedad. A continuación se describen las principales técnicas de diagnóstico:
Examen de sangre completo (hemograma): Es la primera prueba que se realiza si se sospecha leucemia. Este análisis evalúa los niveles de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. La presencia de un número anormal de células blancas o la disminución de las otras células sanguíneas puede ser una señal de leucemia.
Aspiración y biopsia de médula ósea: Si el hemograma revela anomalías, se puede realizar una aspiración de médula ósea, que consiste en extraer una pequeña cantidad de médula ósea del hueso, generalmente de la cadera. Esta muestra se analiza para detectar células leucémicas y determinar el tipo de leucemia.
Citogenética y pruebas moleculares: Estas pruebas buscan cambios en los cromosomas o genes de las células sanguíneas y de la médula ósea, lo que puede ayudar a identificar subtipos de leucemia específicos, como la leucemia mieloide crónica (LMC), que se asocia con el cromosoma Filadelfia.
Inmunofenotipado: Utilizando técnicas como la citometría de flujo, este análisis evalúa las proteínas en la superficie de las células para determinar el tipo de glóbulo blanco afectado. Es esencial para diferenciar entre los diversos tipos de leucemia.
Pruebas de imagen: En algunos casos, se pueden realizar tomografías computarizadas (TC) o ecografías para observar el agrandamiento de órganos como el hígado o el bazo, que pueden estar afectados en personas con leucemia avanzada.
Punción lumbar: Si existe sospecha de que la leucemia ha afectado el sistema nervioso central, se puede realizar una punción lumbar para analizar el líquido cefalorraquídeo y detectar la presencia de células leucémicas.
Conclusión
Reconocer los síntomas de la leucemia en adultos y contar con un diagnóstico temprano es crucial para comenzar el tratamiento adecuado de manera oportuna. Si experimentas alguno de los síntomas mencionados o tienes factores de riesgo, como antecedentes familiares de leucemia, es fundamental que consultes a un médico para una evaluación detallada. Los avances en las técnicas de diagnóstico han permitido mejorar considerablemente la precisión en la detección y clasificación de la leucemia, brindando opciones de tratamiento más personalizadas y efectivas.
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